La implacable represión del gobierno chino en China, Tíbet, el este de Turkestán, el sur de Mongolia y Hong Kong se ha profundizado bajo la presidencia de Xi Jinping.

• El Tíbet tiene una de las restricciones más estrictas del mundo y durante mucho tiempo se ha utilizado como laboratorio de represión de China, un lugar donde las autoridades chinas han probado y buscado perfeccionar los sistemas de vigilancia y control masivo, y han creado el estado policial definitivo.
• No permiten que los tibetanos salgan. No les dan pasaportes. Les persiguen y arrestan, torturan y matan, e incluso disparan a los tibetanos cuando intentan escapar. Castigan a las familias y comunidades con las que tenían contacto.
• Millones de uigures y otros musulmanes turcos son detenidos arbitrariamente en “campos de reeducación” masivos donde soportan trabajos forzados, tratos inhumanos y adoctrinamiento político. Las autoridades chinas están llevando a cabo esterilizaciones forzadas de mujeres en una aparente campaña para frenar el crecimiento de la población musulmana uigur y otros son sometidos.
• En Hong Kong, el gobierno chino desató una represión aplastante contra las libertades y la democracia. Se ha arrestado a XXX activistas a favor de la democracia, incluidos Joshua Wong y 12 jóvenes hongkoneses, de entre 16 y 33 años, acusados de intentar huir.
• La cultura y el idioma del sur de Mongolia están siendo atacados y los niños están siendo privados de su derecho a hablar su lengua materna, mientras el gobierno chino intensifica su represión contra todas y cada una de las diferencias culturales.

La represión de China apunta a personas de todos los ámbitos de la vida; defensores de derechos humanos, periodistas, activistas ambientales, estudiantes, médicos y abogados.

Antes de los Juegos de Beijing de 2008, el COI nos dijo que veríamos grandes cambios en los derechos de quienes viven bajo el régimen de China. La realidad no podría haber estado más lejos de la verdad.

En 2008, habría sido difícil imaginar cómo la situación podría empeorar.

Sin embargo, eso es exactamente lo que ha sucedido.

En lugar de actuar como un catalizador para un cambio positivo, permitir que China sea sede de otros Juegos Olímpicos sólo legitimará aún más la represión actual y servirá como una felicitación por la crisis de derechos humanos.

Al seguir adelante con Beijing 2022, a pesar de las conocidas y dañinas consecuencias de hacerlo, el COI está enviando un mensaje claro de que están dispuestos a ignorar el clima actual de represión. Con un mensaje de “negocios como siempre”, China puede seguir violando los derechos humanos, sin ninguna consecuencia.

Una de las principales formas con la que el CIO justificó su decisión de otorgar a Beijing los Juegos de 2008 fue afirmando que se mejorarían los derechos humanos. En realidad, sucedió exactamente lo contrario.

Durante los Juegos de 2008, las autoridades chinas violaron repetidamente los mismos derechos humanos que se habían comprometido a defender para ganar el derecho a organizar ese evento, incluso mediante la censura de los medios de comunicación e Internet, la detención arbitraria de periodistas y el abuso de los derechos de los trabajadores.

Ahora, más de 14 años después, la situación de los derechos humanos en el país no podría ser peor y el COI vuelve a hacer la falsa afirmación de que los Juegos actuarán como un catalizador para las mejoras de los derechos humanos; repitiendo los mismos errores que cometieron en 2008.

China dice lo mismo. El Comité Olímpico de Beijing ha prometido que los Juegos de 2022 serán “abiertos” e “inclusivos” y crearán un “mundo armonioso”. Sin duda, el hecho de que China siga encarcelando a más periodistas que cualquier otro país del mundo hace que sea difícil entender exactamente ¿cómo es que estos Juegos se caracterizarán por un espíritu de ‘apertura’?